Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк. Страница 15
Buscamos entre la ropa que nos habiamos llevado y encontramos ocho dolares en monedas cosidas en el forro de un viejo capote. Jim dijo que segun el la gente de la casa habia robado el capote, porque si hubieran sabido que estaba el dinero, no lo habrian dejado. Dije que seguro que tambien ellos lo habian matado, pero Jim no queria hablar de aquello. Voyy digo:
—Bueno, tu crees que trae mala suerte, pero, ?que dijiste cuando traje la piel de serpiente que encontre en el cerro ayer? Dijiste que era la peor mala suerte del mundo tocar una piel de serpiente con las manos. Bueno, ?pues mira la mala suerte! Nos hemos traido todo esto y encima ocho dolares. Ojala tuvieramos una mala suerte asi todos los dias, Jim.
—No pienses mas, mi nino, no pienses mas. No te animes demasiado. Ya llegara. Recuerda lo que te digo, ya llegara.
Y si que llego. Fue un martes cuando hablamos de eso. Bueno, el viernes despues de comer estabamos tumbados en la hierba en la cima del cerro y nos quedamos sin tabaco. Fui a la cueva a buscar algo y me encontre con una serpiente de cascabel. La mate y la puse enroscada al pie de la manta de Jim, de lo mas natural, pensando lo que me divertiria cuando Jim la encontrase. Bueno, por la noche se me olvido lo de la serpiente, y cuando Jim se tumbo en la manta mientras yo encendia un farol alli estaba la companera de la serpiente y le pico.
Pego un salto y un grito, y lo primero que vimos a la luz fue al bicho enroscado y listo para volver a picar. Lo mate en un segundo con un palo y Jim agarro la damajuana de whisky de padre y empezo a verterla.
Estaba descalzo y la serpiente le habia picado en el talon. Y todo eso porque yo habia sido tan idiota que no recorde que siempre que mata uno a una serpiente aparece su companera, que se le enrosca encima. Jim me dijo que cortase la cabeza a la serpiente y la tirase y despues le quitara la piel al cadaver y asara un trozo. Fue lo que hice, y se lo comio y dijo que serviria para curarlo. Me hizo quitar los cascabeles y atarselos a la muneca. Dijo que eso tambien lo aliviaria. Despues sali en silencio y tire las serpientes muy lejos entre los arbustos, porque no iba a dejar que Jim se enterase de que todo era culpa mia, si podia evitarlo.
Jim chupo y chupo de la damajuana y de vez en cuando le daba la furia y se retorcia gritando, pero cada vez que volvia en si chupaba de la garrafa. Se le hincho mucho el pie y lo mismo le paso con la pierna. Pero al rato le empezo a llegar la borrachera, asi que pense que estaba bien, aunque yo hubiera preferido que me mordiese una serpiente que el whisky de padre.
Jim estuvo acostado cuatro dias con sus noches. Despues le desaparecio la hinchazon y empezo a andar otra vez. Decidi que nunca jamas volveria a agarrar una piel de serpiente con las manos, ahora que habia visto lo que pasaba. Jim dijo que calculaba que la proxima vez le creeria, porque andar tocando pieles de serpiente traia tanta mala suerte que a lo mejor todavia no se habia terminado. Dijo que preferia ver la luna nueva por encima del hombro izquierdo aunque fueran mil veces antes que tocar una piel de serpiente con la mano. Bueno, yo tambien estaba empezando a opinar lo mismo, aunque siempre he pensado que mirar a la luna nueva por encima del hombro izquierdo es una de las cosas mas tontas y absurdas que se pueden hacer. El viejo Hank Bunker lo hizo una vez y presumio mucho de ello, y menos de dos anos despues se emborracho, se cayo de la torre del agua y se quedo tan aplastado que parecia una hoja, por asi decirlo, y lo tuvieron que poner de lado entre dos puertas de establo en lugar de ataud y lo enterraron asi, segun dicen, pero yo no me lo creo. Me lo conto padre, pero de todas formas es lo que pasa por andar mirando asi a la luna, como un idiota.
Bueno, fueron pasando los dias y el rio bajo otra vez entre las orillas, y una de las primeras cosas que hicimos fue cebar uno de los anzuelos grandes con un conejo despellejado y echarlo, y pescamos un pez gato igual de grande que un hombre, porque media seis pies y dos pulgadas y pesaba mas de doscientas libras. Claro que no podiamos tirar de el, porque nos hubiera lanzado a Illinois. Nos quedamos sentados mirando como se revolvia y se agitaba hasta que se ahogo. En el estomago le encontramos un boton de cobre, una pelota redonda y montones de cosas. Partimos la pelota con el hacha y dentro habia un carrete. Jim dijo que se lo habia tragado hacia mucho tiempo y por eso habia ido haciendo una bola con el. Era uno de los peces mas grandes que jamas se hubieran pescado en el Mississippi, creo. Jim dijo que nunca habia visto otro mayor. En el pueblo habria valido mucho dinero. Esos peces los venden por libras en el mercado; todo el mundo compra algo; tienen la piel blanca como la nieve y fritos estan muy buenos.
A la manana siguiente dije que todo se estaba poniendo muy aburrido y que querria ver algo de movimiento. Dije que creia que iba a cruzar el rio a ver que pasaba. A Jim le gustaba la idea; pero dijo que tenia que ir de noche y estar muy atento. Despues lo siguio pensando y anadio que podria ponerme algo de la ropa que teniamos y vestirme de nina. Tambien aquello era una buena idea. Asi que acortamos uno de los vestidos de calico y yo me arremangue las piernas de los pantalones hasta las rodillas y me lo puse. Jim me lo abrocho por detras con los corchetes, y me caia bien. Me puse el bonete y me lo ate bajo la barbilla, y si alguien me miraba y me veia la cara era como mirar por un tubo de chimenea. Jim dijo que nadie me conoceria, ni siquiera de dia. Estuve entrenandome todo el dia para acostumbrarme, y al cabo de un rato me quedaba bastante bien, solo que Jim dijo que no andaba como las chicas, y que tenia que dejar de subirme las faldas para meterme las manos en los bolsillos. Le hice caso y me quedo mejor.
Me fui al lado de Illinois en la canoa justo despues de oscurecer.
Sali hacia el pueblo desde un poco mas abajo del desembarcadero del transbordador y la deriva de la coriente me dejo al extremo del pueblo. Eche amarras y me puse a andar por la orilla. Habia una luz encendida en una cabana en la que hacia mucho tiempo que no vivia nadie y me pregunte quien estaria alli. Me acerque para mirar por la ventana. Habia una mujer de unos cuarenta anos que hacia punto a la luz de una vela colocada sobre una mesa de pino. No la habia visto nunca; era una desconocida, porque en aquel pueblo no habia ni una cara que no conociera yo. Aquello fue una suerte, porque yo empezaba a sentir dudas. Me empezaba a dar miedo haber venido; la gente podria reconocerme por la voz. Pero si aquella mujer llevaba en un pueblo tan pequeno solo dos dias podria contarme todo lo que yo quisiera saber, asi que llame a la puerta y decidi no olvidar que era una nina.
Capitulo 11
—Adelante —dijo la mujer, y obedeci—. Sientate.
Me sente. Me miro muy atenta con unos ojillos brillantes, y va ydice:
—Y, ?como te llamas?
—Sarah Williams.
—?Por donde vives? ?por aqui cerca?
—No, senora. En Hookerville, siete millas mas abajo. He venido andando todo el camino y estoy cansadisima.
—Y te apuesto a que tienes hambre. Voy a buscar algo.