Historia De Una Gaviota Y El Gato Que La Enseno A Volar - Sepulveda Luis. Страница 6

Las luces de todas las casas de Hamburgo se encendieron, y aquella noche todos sus habitantes se preguntaron a que se debia la extrana tristeza que subitamente se habia apoderado de los animales.

SEGUNDA PARTE

1 Gato empollando

Muchos dias paso el gato grande, negro y gordo echado junto al huevo, protegiendolo, acercandolo con toda la suavidad de sus patas peludas cada vez que un movimiento involuntario de su cuerpo lo alejaba un par de centimetros. Fueron largos e incomodos dias que a veces se le antojaron totalmente inutiles, pues se veia cuidando a un objeto sin vida, a una especie de fragil piedra, aunque fuera blanca y con pintitas azules. En alguna ocasion, acalambrado por la falta de movimientos, ya que, segun las ordenes de Colonello, solo abandonaba el huevo para ir a comer y visitar la caja en la que hacia sus necesidades, sintio la tentacion de comprobar si dentro de aquella bolita de calcio efectivamente crecia un polluelo de gaviota. Entonces acerco una oreja al huevo, luego la otra, pero no consiguio oir nada. Tampoco tuvo suerte cuando intento ver el interior del huevo poniendolo a contraluz. La cascara blanca con pintitas azules era gruesa y no dejaba traslucir absolutamente nada.

Colonello, Secretario y Sabelotodo lo visitaban cada noche, y examinaban el huevo para comprobar si se daba lo que Colonello llamaba "progresos esperados", pero en cuanto veian que el huevo continuaba igual que el primer dia, cambiaban de conversacion.

Sabelotodo no dejaba de lamentarse de que en su enciclopedia no se indicara la duracion exacta de la incubacion: el dato mas preciso que consiguio sacar de sus gruesos libros fue el de que esta podia durar entre diecisiete y treinta dias, segun las caracteristicas de la especie a la que perteneciera la gaviota madre.

Empollar no habia sido facil para el gato grande, negro y gordo. No podia olvidar la manana en que el amigo de la familia encargado de cuidarlo considero que en el piso se juntaba demasiado polvo y decidio pasar la aspiradora.

Cada manana, durante las visitas del amigo, Zorbas habia ocultado el huevo entre unas macetas del balcon, para poder asi dedicarle unos minutos a aquel buen tipo que le cambiaba la gravilla de la caja y le abria latas de comida. Le maullaba agradecido, restregaba el cuerpo contra sus piernas, y el humano se marchaba repitiendo que era un gato muy simpatico. Pero aquella manana, despues de verlo pasar la aspiradora por la sala y los dormitorios, le oyo decir:

– Y ahora el balcon. Entre las macetas es donde mas basura se junta.

Al oir el estallido de un frutero rompiendose en mil pedazos, el amigo corrio hasta la cocina y desde la puerta grito:

– ?Te has vuelto loco, Zorbas? ?Mira lo que has hecho! Sal ahora mismo de aqui, gato idiota. Solo faltaria que te clavaras una astilla de vidrio en las patas.

?Que insulto tan inmerecido! Zorbas salio de la cocina simulando una gran verguenza, con el rabo entre las patas, y troto hasta el balcon. No fue facil hacer rodar el huevo hasta debajo de una cama, pero lo consiguio, y alli espero a que el humano terminara la limpieza y se marchara.

Al atardecer del dia numero veinte Zorbas dormitaba, y por eso no percibio que el huevo se movia, lentamente, pero se movia, como si quisiera echarse a rodar por el piso.

Lo desperto un cosquilleo en el vientre. Abrio los ojos, y no pudo evitar dar un salto al ver que, por una grieta del huevo, aparecia y desaparecia una puntita amarilla.

Zorbas cogio el huevo entre las patas delanteras y asi vio como el pollito picoteaba hasta abrir un agujero por el que asomo la diminuta cabeza blanca y humeda.

– ?Mami! -grazno el pollito de gaviota.

Zorbas no supo que responder. Sabia que el color de su piel era negro, pero creyo que la emocion y el bochorno lo transformaban en un gato color lila.

2 No es facil ser mami

– ?Mami! ?Mami! -volvio a graznar el pollito ya fuera del huevo. Era blanco como la leche, y unas plumas delgadas, ralas y cortas le cubrian a medias el cuerpo. Intento dar unos pasos y se desplomo junto a la panza de Zorbas.

– ?Mami! ?Tengo hambre! -grazno picoteandole la piel.

?Que le daria de comer? Sabelotodo no habia maullado nada al respecto. Sabia que las gaviotas se alimentaban de pescado, pero ?de donde sacaba el un pedazo de pescado? Zorbas corrio a la cocina y regreso haciendo rodar una manzana.

El pollito se incorporo sobre sus tambaleantes patas y se precipito sobre la fruta. El piquito amarillo toco la cascara, se doblo como si fuera de goma y, al enderezarse nuevamente, catapulto al pollito hacia atras, haciendolo caer.

– ?Tengo hambre! -grazno colerico-. ?Mami! ?Tengo hambre!

Zorbas intento que picoteara una papa, algunas de sus galletas -?con la familia de vacaciones no habia mucho que elegir!-, lamentando haber vaciado su plato de comida antes del nacimiento del pollito. Todo fue en vano. El piquito era muy blando y se doblaba al contacto con la papa. Entonces, en medio de la desesperacion, recordo que el pollito era un pajaro, y que los pajaros comen insectos.

Salio al balcon y espero pacientemente a que una mosca se pusiera al alcance de sus zarpas. No tardo en cazar una y se la entrego al hambriento.

El pollito cogio la mosca con el pico, la apreto y, cerrando los ojos, la trago.

– ?Rica comida! ?Quiero mas, mami, quiero mas! -grazno entusiasmado. Zorbas saltaba de un extremo a otro del balcon. Tenia reunidas cinco moscas y una arana cuando desde el tejado de la casa de enfrente le llegaron las voces conocidas de los dos gatos facinerosos a los que se habia enfrentado hacia ya varios dias.

– Mire, compadre. El gordito esta haciendo gimnasia ritmica. Con ese cuerpo cualquiera es bailarin -maullo uno.

– Yo creo que esta practicando aerobic. Que gordito tan rico. Que gracil. Que estilo tiene. Oye, bola de grasa, ?te vas a presentar a un concurso de belleza? -maullo el otro.

Los dos facinerosos reian, seguros al otro lado del patio.

De buena gana Zorbas les hubiera hecho probar el filo de sus garras, pero estaban lejos, de tal manera que volvio hacia el hambriento con su botin de insectos.

El pollito devoro las cinco moscas pero se nego a probar la arana. Satisfecho, hipo y se encogio, muy pegado al vientre de Zorbas.

– Tengo sueno, mami -grazno.

– Oye, lo siento, pero yo no soy tu mami -maullo Zorbas.

– Claro que eres mi mami. Y eres una mami muy buena -repuso cerrando los ojos.

Cuando Colonello, Secretario y Sabelotodo llegaron, encontraron al pollito dormido junto a Zorbas.

– ?Felicidades! Es un pollo muy bonito. ?Cuanto peso al nacer? -pregunto Sabelotodo.

– ?Que pregunta es esa? ?Yo no soy la madre de este pollo! -se desentendio Zorbas.

– Es lo que siempre se pregunta en estos casos. No lo tomes a mal. En efecto, se trata de un pollo muy bonito -pregunto Colonello.

– ?Que terrible! ?Terrible! -exclamo Sabelotodo llevandose las patas delanteras a la boca.

– ?Podrias decirnos que es tan terrible? -consulto Colonello.

– El pollito no tiene nada de comer. ?Es terrible! ?Terrible! -insistio Sabelotodo.

– Tienes razon. Tuve que darle unas moscas y creo que muy pronto querra comer de nuevo -reconocio Zorbas.

– Secretario, ?que espera? -pregunto Colonello.

– Disculpe, senor, pero no lo sigo -se excuso Secretario.

– Corra al restaurante y regrese con una sardina -ordeno Colonello.

– ?Y por que yo, eh? ?Por que tengo que ser siempre el gato de los mandados, eh? Que me moje el rabo con bencina, que vaya a buscar una sardina. ?Por que siempre yo, eh? -protesto Secretario.

– Porque esta noche, senor mio, cenaremos calamares a la romana. ?No le parece una buena razon? -indico Colonello.