Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис. Страница 52
«Gracias aunque sea por eso», penso.
—Entonces, ?llamamos al senor Golem? —pregunto el soldado.
—?A Golem? —Viktor se animo, en general no estaria mal pasearse con aquel viejo grunon bajo la lluvia, tomando en cuenta ademas que tenia un coche—. Si, como no, llamelo.
—Eso si podemos hacerlo. Lo llamaremos. Pero es dificil que venga, seguramente dira que esta ocupado.
—No importa —dijo Viktor—, digale que lo solicita Banev.
—?Banev? Se lo dire. Pero da igual, de todos modos no vendra. Aunque eso no me cuesta trabajo. Asi que Banev...
El soldadito se marcho, un soldadito simpatico, puras pecas bajo el casco.
Viktor encendio un cigarrillo, y en ese momento se escucho el traqueteo del motor de una moto. De la cortina de lluvia salio una Harley con sidecar a gran velocidad, se dirigio al porton y se detuvo. Uno de los policias era aquel de la expresion molesta, y en el sidecar habia otro, envuelto en una lona hasta los ojos.
«Ahora habra lio», penso Viktor, bajando mas el capuchon. Pero eso no sirvio de nada. El policia de la cara molesta descendio de la moto y se aproximo a Viktor.
—?Donde esta el camion? —vocifero.
—?Que camion? —dijo Viktor asombrado, para ganar tiempo.
—?No se haga el despistado! —volvio a gritar el policia—. ?Yo mismo lo vi! ?Ira a los tribunales! ?Ha robado un vehiculo que habia sido retenido!
—No me grite —replico Viktor con dignidad—. ?Que descaro es este! Me quejare.
—?Es el? —pregunto el segundo policia mientras se acercaba y se quitaba sobre la marcha su envoltorio de lona.
—?El mismo! —dijo el policia de la cara molesta mientras sacaba unas esposas del bolsillo.
—?Cuidado, cuidado! —pronuncio Viktor, retrocediendo un paso—. ?Esto es una arbitrariedad! ?Como se atreve?
—No se resista, sera peor —le aconsejo el segundo policia.
—No soy culpable de nada —proclamo Viktor con descaro, metiendose las manos en los bolsillos—. Senores, ustedes me confunden con otro.
—Usted robo el camion —dijo el segundo policia.
—?Que camion? —grito Viktor—. ?De que camion estan hablando? He venido aqui de visita, a ver al senor Golem, el medico jefe. Pregunten a los custodios. ?De que camion hablan?
—?No nos estaremos equivocando? —La duda se apodero del segundo policia.
—?Pues claro que es el! —objeto el de la cara molesta, y se aproximo a Viktor con las esposas listas—: ?Las manos!
En ese instante, la puerta de la caseta de vigilancia se abrio.
—?Las aglomeraciones estan prohibidas! —grito una voz aguda.
Los policias y Viktor dieron un salto. En la puerta de la caseta estaba el soldadito pecoso y les apuntaba con el fusil automatico.
—?Apartense del porton! —grito, con voz aguda.
—?Tu, callate! —replico el policia de la cara molesta—. Somos la policia.
—?Quedan prohibidas las aglomeraciones de mas de una persona junto al porton de la zona especial! ?Tras el tercer aviso, disparo! ?Apartense del porton!
—Vamos, vamos, apartense —dijo Viktor preocupado, empujando levemente el pecho de los dos policias.
El de la cara molesta lo miro con perplejidad, le aparto la mano y comenzo a caminar hacia el soldado.
—Oye, chaval, ?que te pasa, te has vuelto loco? —dijo—. Este tipo se ha llevado un camion.
—?No hay ningun camion! —El soldadito, simpatico y carinoso, solto un largo grito con su voz aguda—. ?Ultimo aviso! ?Los dos, apartense a cien metros del porton!
—Oye, Roch —dijo el segundo policia—, vamos a apartarnos, que demonios; de todos modos, ese no puede ir a ninguna parte.
El policia de la cara molesta, rojo de ira, estaba a punto de abrir de nuevo la boca cuando en la puerta de la caseta aparecio un sargento panzon con un bocadillo a medio comer en una mano y un vaso en la otra.
—Soldado Dzhura —dijo, mientras masticaba—. ?Por que no abre fuego?
Una expresion de ferocidad se apodero del rostro pecoso bajo el casco. Los policias echaron a correr hacia su moto, montaron, giraron delante de Viktor, que habia asumido una pose de guardia de trafico, y se alejaron. El policia de cara morada le grito algo que se perdio en el ruido del motor. Se detuvieron a unos cincuenta pasos.
—Demasiado cerca —dijo el sargento, con aire de desaprobacion—. ?Que, no lo ves? Demasiado cerca.
—?Mas lejos! —grito el soldadito, agitando el fusil.
Los policias se alejaron y se perdieron de vista.
—Conque ahora se les ocurre formar grupos ante el porton —dijo el sargento al soldadito mientras no apartaba su mirada de Viktor—. Esta bien, sigue vigilando.
Regreso a la caseta. El soldadito pecoso dio varios paseitos por delante del porton hasta que se le paso la excitacion.
—?Podria decirme si el doctor Golem va a venir? —pregunto Viktor unos minutos despues.
—No esta —gruno el soldadito.
—Que lastima. Entonces, mejor me voy... —Miro la lluvia, la niebla tras la que se escondian los policias.
—?Como que se va? —dijo el soldadito, preocupado.
—?Que, esta prohibido? —pregunto Viktor, tambien con alarma.
—No, no esta prohibido. Es por el camion. Si usted se va, ?que pasa con el camion? Nunca lo dejan junto al porton.
—?Y que pinto yo en todo eso? —Viktor estaba cada vez mas alarmado.
—?Como? Usted fue quien lo trajo, usted... Siempre se hace asi, si no, ?como?
«Diablos —penso Viktor—. ?Y donde lo meto?» Desde unos cien metros llegaba el ronroneo del motor de la moto, que funcionaba en punto muerto.
—?Es verdad que se llevo el camion? —pregunto el soldadito con curiosidad.
—?Si! La policia retuvo al chofer, y yo, tonto de mi, decidi ayudar...
—Va-a-aya —pronuncio el soldadito con simpatia—. Pues no se que aconsejarle.
—?Y si yo ahora, digamos, me largo? —pregunto Viktor con sigilo—. ?Va a dispararme?
—No lo se —reconocio el soldadito con sinceridad—. Creo que eso no esta indicado. ?Lo pregunto?
—Si, por favor —dijo Viktor, calculando si tendria tiempo para perderse de vista o no.