Samarcanda - Maalouf Amin. Страница 15
Nizam no se hace de rogar.
– Se que eres discreto, poco inclinado a la palabra, prudente, justo, equitativo, capaz de discernir lo verdadero de lo falso en cualquier caso y digno de toda confianza. Querria poner entre tus manos el cargo mas delicado de todos.
Omar espera lo peor y es efectivamente lo peor lo que le espera.
– Te nombro Sahib-Jabar .
– ?Sahib-Jabar , yo? ?Jefe de los espias?
– Jefe de informacion del Imperio. No te apresures a responder; no se trata de espiar a las buenas personas, de introducirse en las casas de los creyentes, sino de velar por la tranquilidad de todos. En un Estado, el soberano debe conocer la menor exaccion, la menor injusticia y reprimirla de manera ejemplar, sea quien fuere el culpable. ?Como saber si ese cadi o ese gobernador de provincia se aprovecha de su funcion para enriquecerse a expensas de los humildes? ?Por nuestros espias, puesto que las victimas no siempre se atreven a quejarse!
– ?Si es que esos espias no se dejan comprar por los cadies, los gobernantes o los emires! ?Si no se convierten en sus complices!
– Tu cometido, el cometido del Sabih-jabar es, precisamente, encontrar hombres incorruptibles para encargarlos de esas misiones.
– Si esos hombres incorruptibles existen, ?no seria mas sencillo nombrarlos a ellos gobernadores o cadies?
Observacion ingenua, pero que para los oidos de Nizam parece una burla. Se impacienta y se levanta:
– No deseo argumentar. Ya te he dicho lo que te ofrezco y lo que espero de ti. Vete, reflexiona sobre mi proposicion, sopesa con calma los pros y los contras y vuelve manana con una respuesta.
XIII
R eflexionar, sopesar, evaluar, Jayyam se siente incapaz de ello ese dia. Al salir del divan se interna en la callejuela mas estrecha del bazar, serpentea a traves de hombres y animales, avanza bajo las bovedas de estuco, entre los monticulos de especias. A cada paso la callejuela es un poco mas oscura, la gente parece moverse cada vez mas despacio, vociferar en murmullos; comerciantes y parroquianos son como actores disfrazados, bailarines sonambulos. Omar va a ciegas, tan pronto hacia la izquierda como hacia la derecha, tiene miedo de caerse, de desmayarse. Subitamente desemboca en una placita inundada de luz, verdadero calvero en la jungla. La crudeza del sol lo azota, se yergue y respira. ?Que le ocurre? Le han propuesto el paraiso encadenado al infierno. ?Como decir si? ?Como decir no? ?Con que rostro volvera a presentarse ante el gran visir? ?Con que rostro abandona la ciudad?
A su derecha, la puerta de una taberna esta entreabierta; la empuja, desciende algunos escalones enarenados y va a parar a una sala de techo bajo, mal iluminada. El suelo es de tierra humeda, los bancos inestables, las mesas descoloridas. Pide un vino seco de Qom. Se lo traen en una jarra desportillada. Lo sorbe despacio, con los ojos cerrados.
Pasa el tiempo bendito de mi juventud,
para olvidar me escancio vino.
?Es amargo? Es asi como me agrada.
Esta amargura es el sabor de mi vida.
Pero de pronto surge una idea. Sin duda necesitaba bajar hasta el fondo de esa sordida taberna para encontrarla; le esperaba ahi, en esa mesa, al tercer trago de la cuarta copa. Paga la cuenta, deja una generosa propina y sale de nuevo a la superficie. La noche ha caido, la plaza esta ya desierta, cada callejuela del bazar esta cerrada por un pesado porton protector. Omar tiene que dar un rodeo para llegar a su caravasar.
Cuando entra de puntillas en su habitacion, Hassan duerme ya, su rostro es serio y torturado. Omar lo mira durante largo rato. Mil preguntas recorren su mente, pero las aparta sin intentar responderlas. Su decision esta tomada irrevocablemente.
Una leyenda corre por los libros. Habla de tres amigos, tres persas que marcaron, cada uno a su manera, los comienzos de nuestro milenio: Omar Jayyam que observo el mundo, Nizam el-MoIk que lo goberno y Hassan Sabbah que lo aterrorizo. Dicen que los tres estudiaron juntos en Nisapur, lo que no puede ser verdad porque Nizam tenia treinta anos mas que Omar y Hassan hizo sus estudios en Rayy, quiza un poco tambien en su ciudad natal de Qom, pero desde luego no en Nisapur.
?Esta la verdad en el Manuscrito de Samarcanda? La cronica escrita en los margenes afirma que los tres hombres se encontraron por primera vez en Ispahan, en el divan del gran visir, por iniciativa de Jayyam, ciego aprendiz del destino.
Nizam se habia aislado en la salita del palacio rodeado de algunos papeles. Desde el momento en que vio el rostro de Omar en el marco de la puerta, comprendio que la respuesta seria negativa.
– Asi pues, mis proyectos te dejan indiferente.
Jayyam contesta, contrito pero firme:
– Tus suenos son grandiosos y deseo que se realicen, pero mi contribucion no puede ser la que me has propuesto. Entre los secretos y aquellos que los desvelan, estoy del lado de los secretos. La primera vez que un agente venga a contarme una conversacion, le impondre silencio declarandole que esos asuntos no nos conciernen ni a el ni a mi y le prohibire entrar en mi casa. Mi curiosidad por la gente y las cosas se expresa de otra manera.
– Respeto tu decision; no creo inutil para el Imperio que unos hombres se consagren totalmente a la ciencia. Por supuesto, todo lo que te he prometido, el oro anual, la casa, el observatorio, te son debidos, nunca quito lo que he dado por propia voluntad… Hubiera querido asociarte mas intimamente a mi accion, pero me consuelo diciendome que los cronistas escribiran para la posteridad: En el tiempo de Nizam el-Molk vivio Omar Jayyam. Se le honraba, estaba protegido de las inclemencias y podia decir no al gran visir sin arriesgarse a la desgracia.
– No se si podre algun dia manifestar toda la gratitud que merece tu magnanimidad.
Omar se interrumpe y duda antes de continuar:
– Quiza pueda hacer olvidar mi negativa presentandote a un hombre que acabo de conocer. Tiene una gran inteligencia, su sabiduria es inmensa y su habilidad desarma. Me parece totalmente indicado para la funcion de Sabih-jabar y estoy seguro de que tu proposicion le encantara. Me ha confesado que habia venido de Rayy a Ispahan con el firme proposito de que lo contrataras para trabajar a tu lado.
– Un ambicioso -murmura Nizam entre dientes-. Ese es mi destino. Cuando encuentro un hombre digno de confianza, le falta ambicion y desconfia de las cosas del poder; y cuando un hombre me parece dispuesto a saltar sobre la primera funcion que le ofrezco, su celo me inquieta.
Parece cansado y resignado.
– ?Por que nombre se conoce a ese hombre?
– Hassan, hijo de Ali Sabbah. Sin embargo, tengo la obligacion de prevenirte: ha nacido en Qom.
– ?Un chii imani? Eso no me molesta, aunque yo sea hostil a todas las herejias y a todas las desviaciones. Algunos de mis mejores colaboradores pertenecen a la secta de Ali, mis mejores soldados son armenios, mis tesoreros son judios y no les niego por ello mi confianza y mi proteccion. Los unicos de los que desconfio son los ismaelies. ?Supongo que tu amigo no pertenecera a esa secta!
– Lo ignoro. Pero Hassan me ha acompanado hasta aqui y espera afuera. Con tu permiso voy a llamarle y podras interrogarle.
Omar desaparece algunos segundos y vuelve acompanado de su amigo, que no parece en modo alguno intimidado. Sin embargo, Jayyam adivina, bajo la barba, dos musculos que se tensan y tiemblan.
– Te presento a Hassan Sabbah. Nunca han cabido tantos conocimientos en un turbante tan apretado.
Nizam sonrie.
– ?Asi que estoy doctamente rodeado! ?No dicen que el principe que frecuenta a los sabios es el mejor de los principes?
Es Hassan quien contesta:
– Tambien dicen que el sabio que frecuenta a los principes es el peor de los sabios.
Una gran carcajada franca pero breve, les une. Ya Nizam frunce las cejas; desea dejar de lado lo mas rapidamente posible el inevitable proverbio que introduce cualquier palabreo persa para exponer a Hassan lo que espera de el. Ahora bien, curiosamente, desde las primeras palabras se reconocen complices y Omar no tiene mas que eclipsarse.
De este modo Hassan Sabbah se convierte muy pronto en el indispensable colaborador del gran visir. Consigue establecer una tupida red de agentes, falsos mercaderes, falsos derviches, falsos peregrinos que recorren el Imperio selyuqui, con lo que ningun palacio, ninguna casa, ni lo mas profundo de cualquier bazar estan fuera del alcance de sus oidos. Conspiraciones, rumores, maledicencias, de todo se informa, todo sale a la luz y se desbarata de una manera discreta o ejemplar.
En los primeros tiempos Nizam esta plenamente satisfecho, la temible maquina esta en sus manos. Se siente orgulloso ante el sultan Malikxah, que se muestra reticente. ?No le habia recomendado su padre, Alp Arslan, que se opusiera a esa forma de politica? «Cuando hayas colocado espias en todas partes» le habia prevenido, «tus verdaderos amigos no desconfiaran de ellos, puesto que se saben fieles, mientras que los traidores estaran sobre aviso. Querran sobornar a los informadores. Poco a poco empezaras a recibir informes desfavorables para tus verdaderos amigos y favorables para tus enemigos. Ahora bien, las palabras, buenas o malas, son como flechas; cuando se disparan varias siempre hay alguna que alcanza el blanco. Entonces tu corazon se cerrara a tus amigos, los traidores ocuparan su sitio a tu lado y ?que quedara de tu poder?
Habra que esperar a que una envenenadora sea desenmascarada en su propio haren para que el sultan deje de dudar de la utilidad del jefe de los espias; de la noche a la manana lo convierte en uno de sus intimos, pero entonces Nizam se siente celoso de la amistad que se establece entre Hassan y Malikxah. Los dos hombres son jovenes y bromean juntos a expensas del viejo visir, sobre todo los viernes, dia del xolen , el banquete tradicional que el sultan ofrece a sus allegados.