Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис. Страница 48
«No se les puede pegar a los ninos —aseguraba Teddy—. Sin tu intervencion, todo el que sienta deseos de hacerlo les va a pegar a lo largo de toda su vida, y si tienes ganas de pegarles, mejor pegate tu mismo en la jeta, eso sera mas provechoso.»
Sin embargo, tras la enesima copa, Viktor recordo que Irma no habia dicho una palabra sobre su salvaje comportamiento en el cruce, y llego a la conclusion de que la nina era bastante picara y que apelar a la ayuda de tu amante cada vez que no sabes como salir de una situacion dificil en la que tu mismo te has metido es por lo menos deshonesto. Esas ideas lo entristecieron, pero en ese momento llego el doctor R. Kvadriga y pidio su habitual botella de ron. Se la bebieron, despues de lo cual Viktor comenzo de nuevo a verlo todo con los colores del arco iris, ya que descubrio que Irma simplemente no queria molestarlo, y eso significaba que ella respetaba a su padre, quiza hasta lo amaba... A continuacion, llego alguien mas y pidio otra cosa. Despues, lo mas probable es que Viktor se fuera a dormir... Lo mas probable... Hay que suponer que a dormir... La verdad es que conservaba un recuerdo mas: un piso de mosaico, totalmente cubierto de agua, pero no podia recordar de que piso se trataba, ni que agua era aquella. Y no era necesario.
Despues de acicalarse, Viktor bajo, pidio en la recepcion los periodicos del dia y converso con el empleado sobre el estado del tiempo.
—?Que tal me porte ayer? —pregunto, como de pasada—. ?Bien?
—En general, bien —respondio el recepcionista con cortesia—. Teddy le dara la cuenta.
—Aja —dijo Viktor, que habia decidido no averiguar nada.
Fue al restaurante. Le parecio que la cantidad de lamparas de pie en la sala habia disminuido. «Diablos», penso asustado, Teddy aun no habia llegado. Viktor saludo con la cabeza al hombre joven y a su acompanante, busco su mesa, se sento y abrio el diario. En el mundo todo seguia como siempre. Un pais retenia los barcos mercantes de otro, y este otro pais habia manifestado su decidida protesta. Los paises que eran del gusto del senor Presidente libraban guerras justas en nombre de sus naciones y de la democracia. Los paises que, por alguna razon, no eran del gusto del senor Presidente, llevaban a cabo guerras de conquista, e incluso, hablando con propiedad, no hacian la guerra, sino que realizaban ataques criminales, actos de vandalismo. El propio senor Presidente habia pronunciado un discurso de dos horas sobre la necesidad de poner fin de una vez por todas a la corrupcion, y paso con exito una operacion de amigdalas. Un critico famoso, un canalla de los peores, alababa el nuevo libro de Rots-Tusov, y eso era enigmatico, ya que el libro era bueno de veras.
Se acerco un camarero nuevo, desconocido, en tono amistoso le recomendo probar las ostras, tomo el pedido, sacudio la mesa con su servilleta y desaparecio. Viktor aparto el diario, encendio un cigarrillo y, despues de acomodarse bien en el asiento, comenzo a pensar en el trabajo. Que bueno seria escribir un relato optimista, alegre... Sobre la vida de un hombre al que le gusta su trabajo, un tipo inteligente que quiere a sus amigos y sus amigos lo valoran, sobre lo bien que le va todo, un tipo excelente, original, ingenioso... Sin trama. Y como no hay trama, sera aburrido. Y, en general, si escribia semejante relato habria que analizar por que todo le iba bien a ese buen hombre, e inevitablemente se llegaba a la conclusion de que le iba bien unicamente porque hacia el trabajo que mas le gustaba y el resto le importaba un comino. Entonces, ?que clase de buena persona era, si fuera de su trabajo, lo demas le importaba un comino? Por supuesto, se puede escribir sobre una persona cuya vida tiene sentido solo en el amor al projimo, por eso le va bien, porque ama al projimo y le gusta su trabajo, pero hace dos mil anos Lucas, Mateo, Juan y alguien mas escribieron sobre un hombre asi, en total eran cuatro. En general, eran muchos mas, pero solo esos cuatro escribieron lo ocurrido, los demas carecian de algo, unos de conciencia nacional y otros de derecho a correspondencia... y el hombre sobre el cual escribieron, por desgracia era un retrasado mental. Y seria interesante escribir como Cristo volvia hoy a la Tierra, pero no como lo hacia Dostoievski, sino como escribieron el tal Lucas y compania... Cristo llega a un estado mayor general y les propone: «Vamos a amar al projimo». Y alli, seguramente, habria algun antisemita...
—?Me permite, senor Banev? —cloqueo sobre el una agradable voz masculina.
Se trataba del burgomaestre en persona. No de aquel cerdo con el rostro morado por la inminente apoplejia, que grunia de asqueroso placer en la amplia habitacion de Roscheper, sino de un hombre elegante y grueso, perfectamente afeitado y vestido de manera impecable, que llevaba en el ojal la cinta de una condecoracion y el escudo de la Legion de la Libertad en el hombro izquierdo.
—Tenga la bondad —dijo Viktor sin la menor alegria.
El senor burgomaestre se sento, miro a su alrededor y cruzo las manos sobre la mesa.
—Intentare no molestarlo mucho con mi presencia, senor Banev, y no echarle a perder la comida. La cuestion que intento poner en su conocimiento basta para que todos nosotros, los grandes y los pequenos, los que valoramos el honor y el bienestar de nuestra ciudad, estemos dispuestos a apartarnos de nuestras tareas para lograr su mas rapida y efectiva solucion.
—Lo escucho —dijo Viktor.
—Nos hemos encontrado aqui, senor Banev, en un ambiente mas bien no oficial, ya que tomando en cuenta sus multiples ocupaciones no me atrevi a molestarlo en horas laborales, sobre todo atendiendo a lo especifico de su labor. Sin embargo, ahora me dirijo a usted como funcionario oficial, tanto en mi nombre como en nombre de la municipalidad...
El camarero trajo las ostras y una botella de vino blanco. El burgomaestre lo detuvo con un gesto del dedo.
—Amigo mio, traigame media racion de esturion de Kitchingan y una copa de licor de menta. El esturion, sin salsa... —Se volvio hacia Viktor—. Como iba diciendo, temo que nuestra conversacion no pueda ser considerada como de sobremesa, ya que hablaremos de asuntos y circunstancias no solo lamentables; yo diria que ademas son poco apetitosos. Tenia la intencion de conversar con usted sobre los gafudos, ese maldito tumor canceroso que lleva varios anos minando nuestra infeliz region.
—Si, si —dijo Viktor, el asunto comenzaba a interesarle.
El burgomaestre pronuncio un discurso nada altisonante, bien meditado y estilisticamente perfecto. Conto como veinte anos atras, tras la ocupacion, se creo una leproseria en la canada del Caballo, un campo de cuarentena para personas que sufrian la enfermedad llamada lepra amarilla, o mal de los gafudos. Hablando con propiedad, aquella enfermedad habia aparecido en el pais en tiempos inmemoriales, como bien sabia el senor Banev, y como indicaban las investigaciones especializadas, por alguna razon desconocida atacaba con particular frecuencia a los residentes de nuestra region. Sin embargo, solo gracias a los esfuerzos del senor Presidente se le presto seria atencion a la enfermedad, y solo por sus indicaciones personales esos infelices, carentes de atencion medica, dispersos por todo el pais, sometidos con frecuencia a injustas persecuciones por parte de otros sectores de la poblacion, y hasta a la eliminacion directa por parte de los ocupantes, esos infelices fueron finalmente reunidos en un lugar y obtuvieron la posibilidad de una existencia tolerable, que adecentaba su situacion. Nada de esto da lugar a la menor objecion, y las medidas antes mencionadas solo pueden ser alabadas. Sin embargo, como ocurre con frecuencia entre nosotros, las mejores y mas nobles iniciativas se han vuelto contra nosotros. No vamos a buscar culpables ahora. No nos vamos a dedicar a investigar las actividades del senor Golem, una actividad probablemente abnegada, pero como se ha aclarado recientemente, prenada de consecuencias harto desagradables. Tampoco nos vamos a dedicar a hacer criticas prematuras, aunque la posicion de algunas instancias bastante altas, que tercamente se niegan a prestar atencion a nuestras protestas, nos parece incomprensible. Pasemos a los hechos. El burgomaestre bebio una copa de licor de menta, tomo un trocito de esturion y su voz se hizo mas aterciopelada todavia, resultaba del todo imposible imaginar que ponia cepos para cazar personas. Con fervorosa elocuencia expreso el deseo de no ocupar demasiado tiempo la atencion del senor Banev con los rumores que circulaban por la ciudad, rumores que debia reconocer eran el resultado de la realizacion imprecisa y nada unanime, por todos los niveles de la administracion, de las orientaciones del senor Presidente: hablamos de la opinion, ampliamente difundida, del papel fatal de los denominados gafudos en el abrupto cambio del clima, de su responsabilidad por el incremento del numero de abortos espontaneos y el indice de matrimonios esteriles, de la desaparicion total en la ciudad de varias especies de animales domesticos y de la aparicion de una variedad especial de chinches domesticas, exactamente la chinche alada...