Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис. Страница 58
—Aguarde. Hablemos con sinceridad. ?Quien tendio los alambres y dispuso la custodia?
—Vaya, ese alambre. —Golem suspiro—. Cuantas prendas de vestir se enganchan ahi. Y esos soldados siempre estan enfermos de diarrea. ?Sabe cual es el mejor remedio contra la diarrea? Tabaco con vino de oporto... Mejor dicho, vino de oporto con tabaco.
—Esta bien —acepto Viktor—. Tenemos al general Pferd. Aja... Y a ese jovencito con el portafolios. ?Vaya, que cosa! Resulta que simplemente se trata de un laboratorio militar. Esta claro. Y significa que Pavor no es militar. Trabaja en otra institucion. ?Y no podria ser un espia extranjero?
—?Dios nos libre! —dijo Golem, horrorizado—. Faltaria mas...
—Aja... ?Y sabe el quien es ese joven con el portafolios?
—Creo que si.
—?Y ese joven sabe quien es Pavor?
—Creo que no —respondio Golem.
—?Usted no le ha contado nada?
—?Y eso que me importa a mi?
—?Tampoco se lo ha contado al general Pferd?
—Ni se me ha ocurrido.
—Eso es injusto —pronuncio Viktor—. Habria que decirselo.
—Oiga, Viktor —dijo Golem—. Me he permitido hablar con usted sobre este asunto unicamente para que se asuste y no se meta en lios ajenos. Eso no tiene la menor relacion con usted. Ya destaca demasiado, lo pueden eliminar sin que tenga tiempo ni de chistar.
—No es dificil meterme miedo —dijo Viktor con un suspiro—. Estoy asustado desde que era nino. Pero, de todos modos, no puedo comprender que quieren ellos de los mohosos.
—?Quienes son ellos? —pregunto Golem, en un tono donde se mezclaba el cansancio y el reproche.
—Pavor. Pferd. El joven con el portafolios. Todos esos cocodrilos.
—Dios mio. En nuestro tiempo, ?que quieren los cocodrilos de la gente inteligente y de talento? Yo no entiendo que quiere usted de ellos. ?Por que se mete en todos estos lios? ?No le basta con sus problemas? ?No le basta con el senor Presidente?
—Estoy harto de ellos —asintio Viktor—. Hasta el gaznate.
—Excelente. Vaya al sanatorio, llevese una resma de papel... Si quiere, le regalo una maquina de escribir.
—Yo escribo a la antigua —explico Viktor—. Como Hemingway.
—Excelente. Le regalare un monton de lapices. Trabaje, hagale el amor a Diana. ?No quiere que le regale una trama? ?O sera que ya no puede escribir?
—Las tramas salen de los temas —dijo Viktor con solemnidad—. Yo estudio la vida.
—Por Dios. Estudie la vida cuanto quiera. Pero no se entrometa en sus procesos.
—Eso es imposible —objeto Viktor—. El instrumento influye inevitablemente en el experimento. ?O se ha olvidado de la fisica? No observamos el mundo como tal, sino el mundo mas la influencia del observador.
—Ya lo golpearon en una ocasion con un puno americano, la proxima podrian pegarle un tiro.
—En primer lugar, quiza no fue con un puno americano, sino con un ladrillo. En segundo, ?que importancia tiene el sitio donde me han sacudido la calavera? En cualquier momento pueden colgarme, asi que no se que hacer ahora, ?no salir de la habitacion?
—Escucheme, instrumento —dijo Golem despues de morderse el labio inferior. Sus dientes eran grandes y amarillentos, como los de un caballo—. En aquella ocasion intervino en el experimento de modo totalmente casual, y al momento recibio un golpe en la cabeza. Si ahora interviene conscientemente...
—Yo no intervine en ningun experimento —dijo Viktor—. Sali tranquilamente de casa de Lola y de repente vi...
—Idiota. Camina tranquilamente y ve. ?Deberia haber cruzado a la otra acera, urraca descerebrada!
—?Y por que debo cruzar a la otra acera?
—Pues porque uno de sus buenos conocidos se dedicaba a cumplir con sus obligaciones directas, y usted, como un carnero, se metio en medio.
—?De que buen conocido habla? —Viktor se irguio—. Alli no habia ni un conocido.
—Ese conocido lo agredio por la espalda, con un puno americano. ?Tiene conocidos que lleven punos americanos?
Viktor bebio su conac de un trago. Recordo con toda claridad como Pavor, con la nariz roja por la gripe, sacaba del bolsillo un panuelo y el puno americano caia estruendosamente al suelo, pesado, grueso, pavonado.
—Que tonterias dice. —Viktor tosio un par de veces—. Pavor no pudo...
—No he mencionado ningun nombre —objeto Golem.
—?Y cuales son esas obligaciones que el cumplia? —pregunto Viktor, que habia puesto las manos sobre la mesa y se examinaba los punos muy apretados.
—Alguien necesitaba un leproso vivo. Un secuestro.
—?Y yo interferi?
—Intento interferir.
—?Quiere decir que, de todos modos, lo atraparon?
—Y se lo llevaron. De las gracias de que no lo llevaron a usted tambien, para evitar filtraciones de informacion. A ellos no les interesa el destino de la literatura.
—Por lo tanto, Pavor... —comenzo a decir Viktor lentamente.
—No mencione nombres —le recordo Golem con severidad.
—Hijo de puta. Bien, veremos... ?Para que les hacia falta un leproso?
—?Como que para que? Informacion... ?De donde pueden sacar informacion? Usted mismo lo ha visto: la cerca de alambre, los soldados, el general Pferd...
—?Eso quiere decir que lo estan interrogando ahora? —mascullo Viktor.
—Murio —dijo Golem despues de un largo silencio.
—?Lo mataron a golpes?
—No. Al contrario. —Golem volvio a quedar en silencio durante unos minutos—. Son unos imbeciles. No le permitieron leer y murio de inanicion.
Viktor lo miro en ese momento. Golem sonreia con tristeza. O lloraba de pena. De repente, Viktor sintio horror y angustia, una angustia asfixiante. La luz de la lampara de mesa se volvio opaca. Era algo parecido a un ataque al corazon. Viktor se ahogaba, y se desato con dificultad el nudo de la corbata.
«Dios mio —penso—, que porqueria de persona, que miserable, bandido, asesino a sangre fria... y despues de esto, una hora despues, se lavo las manos, se perfumo, calculo las alabanzas que recibiria de sus jefes y se sento a mi lado, brindo conmigo, me sonrio y converso conmigo como se conversa con un colega, y cuando yo me volvia se burlaba, tapandose la cara, seguramente se hacia guinos a si mismo y despues, con simpatia, me pregunto que me habia pasado en la cabeza...» Como a traves de una niebla negra, Viktor veia como el doctor R. Kvadriga levantaba lentamente la cabeza, abria la boca reseca en un grito silencioso y comenzaba a buscar algo sobre el mantel con manos temblorosas, como un ciego, con los ojos como los de un ciego, volvia la cabeza a un lado y a otro y gritaba, gritaba, pero Viktor no oia nada... «Es correcto, yo tambien soy una mierda, una persona insignificante que nadie necesita, me pueden pisar la jeta con sus botas mientras me aguantan los brazos para que no pueda limpiarme, ?para que demonios podria necesitarme alguien? Debio pegarme mas duro para que no me levantara, y yo me sentia como en un sueno, mis punos no causaban dano alguno. Dios mio, ?por que razon vivo, por que razon vivimos todos? Es tan sencillo, aproximarse por la espalda y reventarme la cabeza con una barra de hierro, y nada cambiaria, nada cambiaria en el mundo, a mil kilometros de aqui, en ese mismo segundo, nacera otro anormal como yo...» El rostro grueso de Golem se puso aun mas fofo y se ennegrecio a causa de la barba que le crecia, los ojos se le hundieron y quedo inmovil en el butacon, como un odre de aceite rancio, solo se movian sus dedos cuando agarraba lentamente una copa tras otra, arrancaba una pata sin hacer ruido, la dejaba caer y arrancaba otra, y otra mas, y la dejaba caer... «Y no amo a nadie, no puedo amar a Diana, que importa que duerma con ella, todos duermen con cualquiera, pero ?acaso es posible amar a una mujer que no te ama? Y una mujer no puede amarte si tu no la amas, y todo da vueltas asi en este maldito circulo de la vida, da vueltas como una serpiente que persigue su cola, se acoplan y se separan como animales, pero los animales no inventan palabras ni componen versos, simplemente se acoplan y se separan...» Mientras, Teddy lloraba con los codos apoyados sobre el mostrador, con el menton huesudo sobre sus punos huesudos, su frente calva brillaba con tonos azafranados bajo la lampara, y por las mejillas hundidas le corrian las lagrimas una tras otra, y las lagrimas tambien brillaban bajo la luz de la lampara... «Y todo eso porque soy una mierda, porque no soy un escritor, que clase de escritor puedo ser si no soporto escribir, si escribir es un tormento, una tarea vergonzante, desagradable, algo parecido a un enfermizo envenenamiento fisiologico, a una diarrea, a apretar un grano para que salga el pus, lo odio, es terrible pensar que tendre que dedicarme a eso toda la vida, que ya estoy condenado y que ahora no me soltaran, sino que van a pedirme que siga, que siga, y yo seguire, pero ahora no puedo, ni siquiera puedo pensar en ello, porque vomitaria...»