Libro De Poemas - Lorca Federico Garcia. Страница 11

con tonos invertidos?

¡Oh Señor soñoliento!

¡Mira mi corazón

frío

como un membrillo

demasiado otoñal

que está podrido!

Si tu luz va a llegar

abre los ojos vivos

pero si continúas

dormido,

ven, Satanás errante,

sangriento peregrino,

ponme la Margarita

morena en los olivos

con las trenzas de noche

de estío,

que yo sabré encenderle

sus ojos pensativos

con mis besos manchados

de lirios.

Y oiré una tarde ciega mi

¡Enrique! ¡Enrique!

lírico,

mientras todos mis sueños

se llenan de rocío.

Aquí, Señor, te dejo

mi corazón antiguo,

voy a pedir prestado

otro nuevo a un amigo.

Corazón con arroyos

y pinos.

Corazón sin culebras

ni lirios.

Robusto, con la gracia

de un joven campesino,

que atraviesa de un salto

el río.

BALADA INTERIOR

16 de julio de 1920. ( Vega de Zujaira.)

A Gabriel.

El corazón

que tenía en la escuela

donde estuvo pintada

la cartilla primera,

¿está en ti,

noche negra?

(Frío, frío,

como el agua

del río.)

El primer beso

que supo a beso y fue

para mis labios niños

como la lluvia fresca,

¿está en ti,

noche negra?

(Frío, frío,

como el agua

del río.)

Mi primer verso,

la niña de las trenzas

que miraba de frente,

¿está en ti,

noche negra?

(Frío, frío,

como el agua

del río.)

Pero mi corazón

roído de culebras,

el que estuvo colgado

del árbol de la ciencia,

¿está en ti,

noche negra?

(Caliente, caliente,

como el agua

de la fuente.)

Mi amor errante,

castillo sin firmeza

de sombras enmohecidas,

¿está en ti,

noche negra?

(Caliente, caliente,

como el agua

de la fuente.)

¡Oh, gran dolor!

Admites en tu cueva

nada más que la sombra.

¿Es cierto,

noche negra?

(Caliente, caliente,

como el agua

de la fuente.)

¡Oh corazón perdido!

¡Requiem aeternam!

EL LAGARTO VIEJO

26 de julio de 1920. ( Vega de Zujaira.)

En la angosta senda

he visto al buen lagarto

(gota de cocodrilo)

meditando.

Con su verde levita

de abate del diablo,

su talante correcto

y su cuello planchado,

tiene un aire muy triste

de viejo catedrático.

¡Esos ojos marchitos

de artista fracasado,

cómo miran la tarde

desmayada!

¿Es éste su paseo

crepuscular, amigo?

Usad bastón, ya estáis

muy viejo, don Lagarto,

y los niños del pueblo

pueden daros un susto.

¿Qué buscáis en la senda,

filósofo cegato,

si el fantasma indeciso

de la tarde agosteña

ha roto el horizonte?

¿Buscáis la azul limosna

del cielo moribundo?

¿Un céntimo de estrella?

¿O acaso

estudiasteis un libro

de Lamartine, y os gustan

los trinos platerescos

de los pájaros?

(Miras al sol poniente,

y tus ojos relucen,

¡oh, dragón de las ranas!,

con un fulgor humano.

Las góndolas sin remos

de las ideas, cruzan

el agua tenebrosa

de tus iris quemados.)

¿Venís quizá en la busca

de la bella lagarta,

verde como los trigos

de mayo,

como las cabelleras

de las fuentes dormidas,

que os despreciaba, y luego

se fue de vuestro campo?

¡Oh, dulce idilio roto

sobre la fresca juncia!

¡Pero vivid! ¡Qué diantre!

Me habéis sido simpático.

El lema de "me opongo

a la serpiente" triunfa

en esa gran papada

de arzobispo cristiano.

Ya se ha disuelto el sol

en la copa del monte,

y enturbian el camino

los rebaños.

Es hora de marcharse.

Dejad la angosta senda

y no continuéis

meditando.

Qué lugar tendréis luego

de mirar las estrellas

cuando os coman sin prisa

los gusanos.

¡Volved a vuestra casa

bajo el pueblo de grillos!

¡Buenas noches, amigo

don Lagarto!

Ya está el campo sin gente,

los montes apagados

y el camino desierto;

sólo de cuando en cuando

canta un cuco en la umbría

de los álamos.

PATIO HÚMEDO

1920

Las arañas

iban por los laureles.

La casualidad

se va tornando en nieve,

y los años dormidos

ya se atreven

a clavar los telares

del siempre.

La quietud hecha esfinge

se ríe de la muerte

que canta melancólica

en un grupo

de lejanos cipreses.

La yedra de las gotas

tapiza las paredes

empapadas de arcaicos

misereres.

¡Oh, torre vieja! Llora

tus lágrimas mudéjares

sobre este grave patio

que no tiene fuente.

Las arañas

iban por los laureles.

BALADA DE LA PLACETA

1919

Cantan los niños

en la noche quieta:

¡Arroyo claro,

fuente serena!

LOS NIÑOS

¿Qué tiene tu divino

corazón en fiesta?

YO

Un doblar de campanas

perdidas en la niebla.

LOS NIÑOS

Ya nos dejas cantando

en la plazuela.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

¿Qué tienes en tus manos

de primavera?

YO

Una rosa de sangre

y una azucena.

LOS NIÑOS

Mójalas en el agua

de la canción añeja.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

¿Qué sientes en tu boca

roja y sedienta?

YO

E1 sabor de los huesos

de mi gran calavera.

LOS NIÑOS

Bebe el agua tranquila

de la canción añeja.

¡Arroyo claro,

fuente serena!

¿Porque te vas tan lejos

de la plazuela?